sábado, 24 de diciembre de 2011

El pianista

(2011)

Me lo puedo imaginar. Al principio un poco tenso. No es fácil convivir con la idea de que afuera hay un público, de que el teatro está lleno. A medida que pasan los segundos, mientras se acerca al piano, se siente más relajado, más concentrado. Cuando le llegan los aplausos en oleadas casi ineludibles (al menos para él), su paso indica el andar seguro de los que saben lo que hacen.
El pianista acerca la silla al piano, se sienta. Levanta, con sensualidad trascendente, la tapa del piano, y descansa sus manos en las rodillas. Parpadea con lentitud. Parece pensar, pero en realidad está observando el piano. No obstante, ya sabemos que un pianista no es trivial y que lo que en rigor observa es la imagen de sí mismo sentado frente a ese piano. Se observa a sí mismo porque está buscando en su interior lo que todo pianista busca: el movimiento. Ese momento indicado en el que comprenderá que lo único que falta en su vida está en las teclas de ese piano. Por su cabeza pasan blancas y corcheas, nombres de obras clásicas, la imagen de Mozart que lo cautivó cuando pequeño, con su mirada desafiante y su porte fino.
Entonces, como aquél que ha encontrado lo que buscaba, saliendo desde su interior con la firme convicción de un pájaro rapaz, el pianista comienza el movimiento.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Dona Nobis Pacem (en vivo)

Dona Nobis Pacem es, según la Enciclopedia, una frase del Agnus Deis (traducido del latín como Cordero de Dios). De esta frase ha nacido la canción de nombre homónimo, cuyo origen es desconocido (algunas fuentes le atribuyen la creación a Mozart). Esta canción, que en castellano significa Danos la Paz, se canta a menudo como un canon.

Les ofrecemos aquí un testimonio de esta vieja canción que, creemos, logra embellecer un momento especial.

lunes, 26 de septiembre de 2011

La música presente

La vida nos ha dado muchas razones, cada una de las cuales confluyó en la decisión de crear este blog. Pero no sólo porque queríamos compartir con vosotros momentos que han sido bellos.

La verdad es que hemos acudido a una gran cantidad de celebraciones, desde bautismos hasta casamientos, pasando por comuniones, reuniones de egresados, entre otras. Hemos estado en celebraciones de becados universitarios, en casas de familia que celebraban los 15 dulces años de la hija más bella. Y en muchas otras tantas fiestas imposibles de catalogar. En todas ellas, hemos reído y llorado: hemos reído a hasta las lágrimas con anécdotas familiares desopilantes; hemos llorado en casamientos de nuestros mejores amigos, en los bautismos de nuestros ahijados. Y en todas ellas escuchábamos, con alegría pero no sin un poco de amargura, que la música salía de un ordenador infinito o de un DJ habilidoso.

Fue en una esas fiestas en las que comprendimos que teníamos una misión que cumplir, que había algo que nos reclamaba: la música en vivo. No han sido muchas las celebraciones a las que hemos asistido con música en vivo. Por eso comenzamos a ofrecer nuestra música en diferentes tipos de celebraciones. Y a partir de lo que hemos estado haciendo en los últimos años, hemos finalmente comprendido, a pesar de lo mucho que nos ha costado comprenderlo, que no hay celebración más bella que aquella en la que la música nace de instrumentos presentes. La dulzura de un violín, el lloriqueo de una guitarra, el rumor profundo de una flauta, el canto que sólo una voz presente puede elevar hasta el cielo.

Este blog está aquí para compartir con vosotros nuestras experiencias en las celebraciones a las que asistimos para brindar nuestra música, para contarles anécdotas que merecen algo más que un recuerdo pasajero, como una fotografía en sepia.